El traje, tal y como lo conocemos hoy en día, tiene su origen en Inglaterra. Se hacían a mano por los maestros de sastrería, quienes tenían a sus aprendices a los cuales les enseñaban el oficio. Debían pasar al menos cuatro años hasta obtener la categoría de oficiales.
A diferencia de la actualidad, en aquellos tiempos se confeccionaba la chaqueta de un tejido y el pantalón y el chaleco de otro. Aunque empezaba a despuntar el traje como una prenda de uso cotidiano, la elegancia la seguían marcando los trajes de etiqueta como el esmoquin, el chaqué o el frac.
Por los años 30, al traje se lo empezaba a realizar tomando las medidas y moldes tal y como lo conocemos en la actualidad. De hecho, los de aquella época aún se consideran válidos, con las modificaciones pertinentes que el estilo y el nuevo ritmo de vida han impuesto actualmente.
A pesar de estar compuesto por prendas clásicas, el traje masculino evolucionó, y muchos diseñadores nos muestran que no es un sinónimo de uniforme.
Algunas propuestas de Kris Van Assche para DIOR HOMME. (S/S 08)
